domingo, 27 de octubre de 2019

Chile. Desplegar el imaginario social para un #NuevoPactoSocial con todos.



He preferido hablar de cosas imposibles, porque de lo posible se sabe demasiado.
                                     Silvio Rodríguez

Dr. Bosco González Jiménez.
Comisión de memoria y derechos humanos.
Las “virtudes” de un orden político no pueden ser evaluadas por la prolongación de éste en el tiempo histórico;  no es más eficiente el régimen que dura más años…a pesar de todo. La fuerza y capacidad de estabilidad de un orden político radica necesariamente en la existencia de la participación efectiva y deliberada de la sociedad civil en su constitución, ahí vive la base de su buena salud y  legitimidad  (Jürguen Habermas), a partir de ello es posible sostener que la responsabilidad de un estado promover el orden social… efectivamente cuando ese orden es el orden que se han dado todos para convivir.
Respecto de esto,  es posible manifestar la existencia de un cierto consenso en la historiografía chilena que indica que la conformación del estado Chileno se erige sobre la base de la exclusión y marginación de amplios sectores de la sociedad civil, quedando fuera de ella diversas formaciones sociales internas, como es el caso de los pueblos originarios siendo expresión de esta disposición el proceso de “Pacificación de la Araucanía” en el sur, la Chilenización a comienzos del siglo XX en el norte grande, y también, el despliegue del estado de Chile en la Araucanía a finales del siglo XX y comienzos del XXI. Un estado que se constituye por fuera de un pato social democrático encuentra la fuente de su prolongación relativa en el uso cíclico de la fuerza como medio para regular/despolitizar a los actores sociales.
No son 30 pesos, son 200 años…
Los acontecimientos que hoy vivimos no son ni serán una novedad para la historia de nuestro país, una vez más,  a costa de sangre, fuego y lagrima, diversos segmentos sociales le exigen al estado ser considerados en la formación del país bajo un lema más o menos generalizado pero muy necesario, #NuevoPactoSocial para un #Nuevo Chile.
Lo que hoy se propone desde algunos sectores de la población no se puede reducir a una lectura coyuntural del malestar social, no se trata solamente de que “no son 30 pesos sino 30 años”.
El problema que vivimos como sociedad es bastante más complejo y ancestral por lo que requiere respuestas mucho más radicales desde la capacidad generativa de la sociedad civil, como desde la capacidad de flexibilidad de la institucionalidad vigente.
El  “Estado Chileno” desde su conformación hasta la actualidad ha dejado fuera de las soluciones políticas estructurales a las grandes mayorías sociales siendo Balmaceda y Salvador Allende dos de los actores políticos que intentaron revertir esta tendencia  entre fines del siglo XIX y durante el XX, con las consecuencias que todos conocemos.
No es posible pensar en la incorporación de las grandes mayorías a la institucionalidad sin modificar su origen, por ello es por lo que se requiere de la capacidad creativa de la sociedad civil su disposición a asumir el poder generativo como una herramienta, y la flexibilidad  (voluntad política) de una  institucionalidad evaluada hasta ahora como medieval.
De lo que aquí se trata, y es lo que posiblemente no pueda ser resuelto en la presente coyuntura, pero si instalado como idea y practica, es el hecho de que Chile como país no requiere exclusivamente un #NuevoPactoSocial, dado que nunca ha existido un pacto social real, solo han existido acuerdos sociales formados en una racionalidad formal (Weber)  que no es representativa de las amplias mayorías productivas.
En este sentido, el llamado a un #NuevoPactoSocial es importantísimo, pero en este caso no debemos dejar de señalar que debe ser con todos! Para que sea el comienzo del el primer pacto social efectivo  en la historia de Chile, en ese punto preciso habita la radicalidad de las luchas que las clases medias y segmentos de los sectores populares dan hoy.
Enséñanos ese misterio, para hacer con luz un país [1]
La radicalidad de las movilizaciones  sociales actuales no radica necesariamente en las formas de lucha, sino en la posibilidad de pensar en la fundación de un país que ha estado 200 años imposibilitado de ser nación. La salida a la actual coyuntura política en un sentido que transforme nuestra manera de ser como sociedad, pasa necesariamente por la conformación e institucionalización progresiva de un poder constituyente de carácter generativo que sea capaz de convocar a todos los sectores de la sociedad a pensar un #Nuevo Chile.
La capacidad conformar un #NuevoPactoSocial -que dé garantías de estabilidad y plena participación a las mayorías- requiere de que el imaginario social instituyente e instituido  adquiera una forma institucional propia, modifique la existente y se haga cargo del poder que le corresponde, negar la dimensión instituyente de la sociedad, el encubrimiento del imaginario instituyente e instituido, va de la mano de la creación de individuos convencionales, cuyos pensamientos y vidas están dominados por la repetición, cuya imaginación radical está reprimida al grado máximo. (Cornelius Castoriadis)
El imaginario social instituyente e instituido, junto con desplegar sus planteamientos debe modificar la estructura de la institucionalidad como condición básica para su inclusión, podrá instalar sus contenidos programáticos en la medida sea capaz de transformar la institucionalidad vigente, condición para hacer efectiva su capacidad generativa y creación histórica y de paso enseñarles  de una vez por todas a instituciones medievales de la sociedad Chilena, que el poder existe para crear la sociedad y no para servirse de él, ni mucho menos  estabilizar una fuerza viva imposible de detener.
[1] Cantautor Raúl Torres.
[2] Se agradece la colaboración del ingeniero Francisco Advis. Especializado en Filosofía y Física Cuántica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario